Capítulo 14 - Sol

Despierto, me encuentro en mi cama. Destrozada. Sumida en la oscuridad. Con lágrimas en los ojos. Con grandes ojeras de no parar de llorar. Me dolía la cabeza. Me dolía todo. Sentía un increíble dolor en mi estómago, en mi pecho. No sabía por que camino iba mi vida. Quería luchar por mi felicidad pero parecía que nadie quería aquello. Lo he dicho muchas veces: quiero ser feliz. Pero siempre hay algo que lo destroza todo, ¿por qué? Cada día me daba más cuenta de lo injusta y dura que es la vida. ¿Por qué todos son felices a mi alrededor menos yo? No lo entiendo. ¿Qué he hecho para merecer esto? Lo único que se, es que he hecho todo lo posible por llevarme bien con todo el mundo. Le he dado oportunidades a todos, y siempre al final ellos me lastimaban.
Esto no es una historia perfecta. Ni siquiera de un mundo irreal. Todo esto es real. Despierta Jessica. No pienses que esto no es la vida. Tienes que despertar y no ver como se mueve el mundo alrededor de ti. Se que te duele todo.
Pero ya no se que hacer para recuperar mi sonrisa, solo me salen lágrimas. Pero no pienso derrumbarme, soy fuerte. Y voy a volver a luchar por mi felicidad. Así que de nuevo va Jess, brillando con luz propia.

Salgo a la calle. Hoy es un nuevo día. Hoy sale el sol.
Ando por la calle mirando el suelo, mi gran compañero. Y hoy quiere soplar el viento. Entonces todas las hojas de otoño pasan corriendo por mi lado. Tiene gracia. De repente veo una mano con una de esas hojas, en cambio esa hoja tiene algo. Es perfecta. Levanto la cabeza y le veo. Mi cara se transforma. Ya no tengo esa sonrisa en la cara. Hay algo en mi pecho que no me deja respirar. Ese algo llamado amor.
-Para ti -dice-.
-Gracias.
-Quiero recuperarte -me dije con su querida sonrisa-.
-Me parece que eso no va a pasar.
-¿Por qué?
-Lo sabes, Ángel te lo ha contado.
-Pero quiero oírlo de tus labios. De todas maneras, no quiero dejarte. No quiero que estés triste. Quiero protegerte. Quiero estar a tu lado. Quiero besarte. Quiero amarte cada segundo. Solo te quiero a ti.
-Pero os quiero a los dos.
-No hagas sufrir a nuestros corazones. Decide. Esa respuesta esta dentro de tu corazón. -y me pone una mano sobre él- Yo se que hay uno al que amas más. -me levanta la cabeza con su mano en mi barbilla- Esta decisión sera la verdadera. Ya no habrá más. Te dejo. Piénsalo. Y no lo olvides, te amo.
Me intenta dar un beso en los labios. Me niego. Es hora de volver a casa. Me marcho sin decir ni una palabra. Tiene razón no se puede amar a dos personas a la vez, igual.
Llego a casa. Abro el portátil. Tiene un nuevo e-mail. Lo abro. Es él.

No se que pasa en tu cabeza, pero se que me amas. Se que tendremos un futuro. Que caminaremos juntos cogidos de la mano por la playa. Que dormiremos juntos viendo las maravillosas estrellas. Se que deseas besar mis labios. Que sin mi no podrías vivir. Y ¿sabes por qué lo se? Porque yo no se vivir tampoco sin ti. Me lo ha dicho. ¿Vas a elegir a uno de los dos? Que locura. Pero eso me da igual te amo tanto con tus defectos como con tus virtudes. Porque eres lo mejor que me ha pasado en la vida. No se con quien te quedaras, pero solo quería que supieses lo que significas tu para mi, igual que yo para ti. Te amo con locura,
Ángel. 


Lo cierro. Esto si que es un lío. ¿A quién quiero más? ¿Puedo elegir?

Me despierto. Es un nuevo día. Sale el sol.
Chris. Chris es mi hoja de otoño, esa que amas con tan solo verla. La tocas, la amas. Su tacto, la amas. Su color, la amas. Su todo, la amas.  Y te quedas varios minutos admirándola. Es perfecta.
Lo llamo.
-¿Si?
-Chris, te amo.
-Jessica, no lo dudes yo más.
-Me quedo contigo, no lo dudes -se oyen nuestras risas-.
-¿Podemos vernos ahora?
-Ahora voy, mi amor.