Capítulo 3 - Querido David

Si, entró un alma nueva. Era él. Mi corazón se paró. Todo pasaba tan despacio... entonces no dude en correr tras él. Salió de dentro de mi. Él me inspiraba, él hacía que mi corazón quemase, que no pensará en nada más, podía sentir cada vez más que estaba más y más cerca de mi. Entonces sentí algo sobre mi brazo, era Valeria que me dijo:

-¿Es él, verdad?

Yo, sin saber que decir le contesté:

-SI... -mirando el suelo, sin ser capaz de mirarle a los ojos-.

-Antes de ir a por él, piénsalo bien, porque el amor es algo muy duro, ¿quieres seguir adelante?

Solo estuve 5 segundos pensándomelo, mi cabeza me decía que no, que me alejase de los chicos, pero mi corazón era más fuerte y conteste:

-Si, seguiré adelante.

No se si fue ese el momento que hizo que cambiase mi vida para SIEMPRE, pero recuerdo aquel momento tan preciso que recuerdo hasta el agradable aroma de la fiesta, eran rosas.

Entonces Valeria me soltó, dejó que mi corazón latiera con más fuerza que antes. Fue ese momento cuando corrí hacia él. No podía parar. Llegué hasta él y se giró, me dedicó una sonrisa, de esas que no se olvidan, de esas que recordaras hasta el día de tu muerte. Para ese instante le devolví una sonrisa, con las siguientes palabras:

-Hola -estaba roja, no sabía que decir ni que hacer.

Él con su maravillosa sonrisa contestó:

-Hola, ¿eres tu mi dulce Diamante de Gould?

-¿Como?¿Qué? - me quede diciendo.

-Sí, un hermoso pájaro con el que poder volar.

-Ahh... Entonces claro que soy tu Diamante, porque volare junto a ti -pude llegar a decir.

-Te veré volar mañana entonces, pero ahora ¿quieres bailar conmigo? 

Me dio su mano, yo la agarré con fuerza. No quería soltarlo, quería que fuese mío. Y me dijo al oído:

-Ven conmigo.

Mis amigas observando aquella situación se quedaron con una cara de felicidad, pero también una de preocupación, no querían que sufriese. Enserio, las entendía, pero mi corazón me guiaba hacía ese camino.

Cerré los ojos, solo quería disfrutar de aquella canción, era Coldplay con su Paradise... Me hacía sentir como dice la canción, en el gran PARAÍSO. Dejó de sonar la canción pero no sabía su nombre...
-¿Cómo te llamas? -le miré con cara de intrigada.
-¿Qué pasa si no te lo digo?
-Que no podre volar junto a ti?
-En ese caso me llamo David.
David... un nombre hermoso, importante, dulce pero a la vez de valentía, eso es lo que me transmitía.
-¿Y mi dulce Diamante?
-Jessica, pero que sepas que no te podrás escapar de mi.
Él sonrió, como de costumbre. Y se acercó a mi, pero no era el momento del beso, sino el de una AMBULANCIA.