Capítulo 5 - Cambio

Soñar con un príncipe azul, siempre me los imaginé perfectos, pensaba que aquel iba a ser David. Pero en eso me equivocaba, había sido un intento fallido.

-Hola... -dije toda sonrojada-.

-Hola, mi amor...

-¿Qué hacemos ahora?

-¿Qué tal un paseo en barca por la Albufera?

-¡Que gran idea! -llegue a decir-.

-Quiero compartir este viaje contigo.

Vivir es algo que se dice muy pronto porque, yo he vivido en la infinita oscuridad, he vivido cerrada en mi habitación, he vivido días seguidos teniendo mis ojos mojados de las lagrimas que hechaba por él, he vivido días sumida en una gran tristeza por él. Pero de eso ya ha pasado 5 meses. Tras 2 meses de estar maravillosamente enamorada, David me dejó porque decía que yo no era la indicada, que nunca había sentido nada por mi, que todo había sido una PUTA APUESTA...¡si! una maldita apuesta...

Ahora ya no tengo fuerzas para nada, he abandonado a mis amigas, ya no me hablo con mis padres, sacó malas notas, ya no presto atención a nada, absolutamente a nada. La vida pasa delante de mi, sin hacer nada, sin sentir nada. Con mi muro voy a todas partes. Pasan días y días, pero nada pasa en mi vida. Hasta este justo instante.

Estoy paseando, de camino a casa, mirando el suelo. Pero de repente se oyen unos gritos detrás de mi.

-¡Hey! ¡Si tu la morena!

Me giro, eran dos chicos que parecían los típicos guaperas. Pero yo ya pasaba de todo. Pasé de ellos, como de mi asquerosa vida.

-¡Iremos tras de ti si no nos haces caso! -me volvieron a gritar-.

Sin girarme les conteste:

-Dejarme en paz, soy una chica solitaria -dije con lagrimas en la cara-.

Ya estaba harta de esta vida, quería que todo cambiase, que todo fuera DIFERENTE. 

Entonces se me acercaron los chicos, y se dieron cuenta de que mis lagrimas caían poco a poco. 

-¡Ei! No llores -me dijo el rubito-.

-¡No me miréis! Largaos, no valgo la pena... -conteste con sumisa tristeza-.

-No digas eso, eres hermosa y seguro que eres super simpática -me dijo el otro-.

-No... ¡no puedo más! -chillé a los cuatro vientos-.

Enseguida caí al suelo, ellos me recogieron y me dieron ánimos, pero yo ya no estaba bien. Ya no era esa chica feliz que tenía luz propia, ya no tenía esa cara de felicidad porque se la robó un chico... un chico malvado... ese chico, que ya no podía pronunciar ni su nombre.

Ellos me ayudaron, ellos me llevaron a casa, ellos se quedaron a mi lado hasta que me desperté. Estaba media dormida, cuando les vi enfrente me asuste. Tenían cara de preocupados. 

-¿Qué... qué hacéis aquí?

-Estamos preocupados por ti. Te has caído al suelo y empezaste a llorar, estabas fuera de si -me dijo el morenazo-.

-Pues... ya está. Gracias, pero ya estoy bien... -que va, no estaba bien, estaba FATAL-.

-Lo que tu digas... pero vendremos para ver como estas todos los días. Sabemos que hay algo que te maltrata en tu cabeza-.

-Si, vendremos a ayudarte, sabemos que lo necesitas -me dijo el rubio-.

-Vale... lo que vosotros digáis -conteste hechandoles de mi casa-.

Los dos me guiñaron un ojo. Pero yo ya no me podía fijar en nada. Ya no tenía SENTIMIENTOS. 

Finalmente, lloré de FELICIDAD hacía un 1 año que ya no lo hacía por eso. Pero creo que mi vida va a cambiar porque empecé a saltar encima de mi cama y escuchando la música a todo volumen. 

Fuera estaban mis padres observando aquella situación, ahora ellos también tenían una sonrisa en la cara, veían un futuro a su hija. 

Pero, ¿cómo siguió la historia? Aún no lo se... y espero descubrirlo, porque creo que me voy a sentir la tía más FELIZ del mundo.